Seguro que no te gusta volver a casa por la noche por una calle poco iluminada y con apariencia desértica e insegura. A nadie puede gustarle el sabor agridulce que provoca ver un nuevo local vacío. La vida y salud de la Cuadrilla de Agurain/Salvatierra van ligadas de forma innata a la de sus comercios, y la de éstos, a sus vecinos. La pérdida de establecimientos hace que nuestras calles se degraden y se conviertan en zonas inseguras, haciendo que nuestros municipios pierdan vitalidad.
Comprar en nuestra Cuadrilla lleva consigo un pueblo más seguro, la creación y mantenimiento de puestos de trabajo en las tiendas de toda la vida, haciendo de las calles, espacios por los que da gusto pasear y disfrutar del tiempo de ocio. El bienestar de quien está a nuestro alrededor repercute en el beneficio de todos. Además, de esta forma ayudas a fortalecer la economía local.
Nuestro comercio, es un auténtico motor de consumo de productos locales y fabricados en la zona. Nos sorprende el hecho de que los tomates sepan a tomates y que el menú del día no se componga de comida recalentada. En nuestros establecimientos podemos encontrar productos diferenciados, de temporada y de nuestra zona, apoyando a la vez a nuestros agricultores y productores locales.
Otra de las cuestiones indiscutibles es la confianza y trato personalizado que nos ofrecen nuestros comercios. Detrás del mostrador, nos encontramos auténticos especialistas que nos aconsejan y asesoran con un conocimiento y atención que aportan un verdadero valor añadido en el simple acto de la compra. Los comerciantes nos facilitan todo cuanto está en su mano para que salgamos de su establecimiento satisfechos. Es frecuente oír ese “ya te lo apunto” o “ya se lo subo a casa” con personas mayores.
La importancia de las relaciones sociales tiene un significado especial en lo que se refiere a la relación con el comerciante. Ese contacto fortalece las relaciones entre vecinos y los convierte en centros receptores y difusores de información, lugares de encuentro y de tertulia, ya que, bajar al bar o a la tienda siempre es la ocasión ideal para ponerte al día en el último “chascarrillo”.
Son numerosas las amenazas que tiene que afrontar el pequeño comercio en la actualidad, no se trata sólo de afrontar la caída del consumo, de la competencia de las omnipresentes multinacionales, de las subidas de impuestos y de los cambios en los hábitos. Se trata de adaptarse a un nuevo entorno en el que a todos nos está tocado vivir. Este proceso de adaptación no puede ser realizado en solitario por nuestros comercios, requiere de la implicación de todos nosotros.
Un paseo entre los comercios de nuestra comarca implica empaparte de sus actividades e iniciativas y disfrutar de sus escaparates.
Consumir en el pequeño comercio local, es una elección quizás más profunda de lo que nos hayamos parado a pensar. Como vecinos tenemos una herramienta fundamental de cambio social, la responsabilidad y el poder de influir en nuestra economía y nuestro pueblo de forma indirecta. Tenemos la oportunidad de utilizar nuestro criterio de decisión de acuerdo a nuestras propias convicciones y promover, a través de nuestros comportamientos, a la construcción un consumo más sostenible.
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